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Tan solo fue un penal‏

Publicado: 2009-09-30

Fueron tantos años jugando los campeonatos de la empresa donde trabajaba, Gustavo siempre fue pelotero, nunca futbolista, nada de fútbol, despertarse a las cinco de la mañana ir a entrenar, correr y ejercitarse casi como un militar no estaba dentro de sus vocaciones, él solo esperaba la pichanga del día, ganar una luca por partido y si se tenía suerte cinco luquitas al día. Sentirse bien y ser respetado por otros peloteros como él era un honor que llegaba a su clímax los sábados por las mañanas, cuando los mejores equipos del barrio se enfrentaban en grandes partidos de fulbito, donde extrañamente para el cobro de cada falta los doce jugadores siempre estaban de acuerdo, la ausencia de una arbitro hubiera hecho pensar que cada partido fuese un desgobierno total, pero nada más alejado de la realidad, eran pocas las veces que se discutía una falta, pero eso si el desacuerdo llegaba en ocasiones hasta las patadas y puñetes de todos los frentes. A su llegada a su primer trabajo en la cual se quedaría por muchos años, Gustavo jugó todos los años el campeonato de la empresa, por su profesión de Contador siempre tenía que jugar para el equipo de administración y como ya se imaginan, siempre el equipo de administración está conformado por la mayoría de gorditos que pasan sus días frente a una computadora. Con sus 24 años y recién llegado Gustavo estaba con un físico terrible y un juego desequilibrante, se puso la diez y no la soltó nunca. Ese primer año se conformó un buen equipo, pero no se llegó lejos, la agilidad y destreza de los demás equipos fueron demasiado. Así fueron pasando los años, mientras Gustavo con su 1.64 de estatura y sus contemporáneos Carlitos de 1.74 y César un moreno de 1.82 engordaban, cada año se iba a jugar solo para participar. El campeonato era todo un acontecimiento, la organizaba el sindicato de obreros de la empresa y se jugaba en un pueblito cercano poblado por loss trabajadores. Santa Lucía es un pueblo alegre del Alto Huallaga y de mucho movimiento comercial, una base de la policía antiterrorista, la escuela para policías y los trabajadores de una organización financiada por los EEUU para erradicar la hoja de coca conocido por sus iniciales como CORAH (Proyecto Especial de Control y Reducción de los cultivos de Coca en el Alto Huallaga), completaban su organización social. La distracción pululaba entre la única discoteca que existía, alguna cabina de internet y uno que otro barcito donde atendían "señoritas" de dudosa reputación y listas para brindar mucho afecto, son pocos los varones del pueblo que han escapado al encanto enigmático de estos oscuros sitios, "que tire la primera piedra". Por ello el campeonato era una gran oportunidad para pasar las noches detraídos, espectando desde ridículos partidos, hasta emocionantes encuentros bien jugados, era un momento de encuentro familiar. Para el 2009 administración logró conformar un buen equipo, a los eternos Gustavo, Carlitos y el negro César, se sumaron muchachos jóvenes y otros no tanto pero que conocían la pelota (Lucho, Jhon, Cuellar, Gally, Mayer, Ocaña y Jaime), con ellos se logró llegar a la liguilla final, para entonces ya se ponía en evidencia el paso de los años en Gustavo, la agilidad lo había dejado y físicamente solo aguantaba un tiempo, Carlitos ya no jugó los partidos de la liguilla para darle paso a los más jóvenes, mientras el negro César y Gustavo tenían que turnarse un tiempo, así se logró ganar a uno de los favoritos en los cuartos de final con una gran goleada que catapultaba a administración como candidato al título, en la semifinal los esperaba el gran favorito, despachos. Fue la final adelantada, un partido con los dientes apretados, con más fuerza que toque, el uno a uno del prime tiempo se prolongó hasta el tiempo suplementario, ninguno de los dos equipos logró desequilibrar y llegaron los penales, tres fatídicos penales, alguien tenía que fallar, ya todos habían pateado y ninguno falló, Gustavo era el último, los tres penales marcados durante el campeonato lo avalaban como fijo, pero tenía que suceder, la pequeña loza de aquel pueblito alegre con una sola tribuna, con unos reflectores de antaño con poca luz, se había convertido en la bombonera, la bulla de la hinchada entre ellos; conocidos, colegas de trabajo, colegas de borrachera, simpatizantes y uno que otro curioso, aturdieron a Gustavo, era el momento, había esperado ocho años por esto y estaba en sus pies mantener con vida la final y el título, patea Gustavo, como siempre, como convirtió los demás penales, pero le tocó fallar, el arquero estira la pierna y ataja el tiro, Gustavo falla, se agacha y trata de no ver la celebración rival, los lamentos de sus compañeros e hinchas, camina si levantar la cabeza, una oportunidad perdida, una más en su vida, como el Roberto Baggio del 94 o el Zidane del 2006, una ves más dándole la espalda al éxito, una ves más alterar el suave curso de su vida, una ves más. Mientras Carlos le decía que era un huevón y el negro César lo abrazaba y le decía que así era el fútbol, Gustavo movía la cabeza y raudamente se alejaba sin voltear. Una vez más Gustavo había decidido ser recordado como el que era bueno pero el que lo jodió, como el inteligente pero el irresponsable, como el tipo que siempre detestó las reglas y siempre seguirá nadando contra la corriente.


Escrito por

robertofelipe

Contador Público de profesión Escritor por amor


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